miércoles, 15 de febrero de 2012

La abjuración de Galileo



El 15 de febrero de 1564 nace Galileo Galilei. Este es el texto que en 1633 tuvo que leer ante el Tribunal de la Santa Inquisción por haber sostenido la idea de que la tierra se mueve y no es el centro del Universo:



Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto florentino Vincenzo Galilei, de setenta años de edad, compareciendo personalmente en el juicio y arrodillado ante Vosotros, Eminentísimos y Reverendísimos Cardenales, Inquisidores generales contra la perversidad herética en toda la República Cristiana, teniendo ante mis ojos los Sacrosantos Evangelios que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído, creo ahora y con la ayuda de Dios creeré en el futuro, todo aquello que considera, predica y enseña la Santa, Católica y Apostólica Iglesia. Mas como por este Santo Oficio, tras haber sido jurídicamente intimado mediante precepto a que de cualquier modo debía abandonar totalmente la falsa opinión de que el Sol es el centro del Universo y que no se mueve, y que la Tierra no es el centro del Universo y que se mueve, y que no podía sostener, defender ni enseñar en modo alguno, ni de palabra ni por escrito, la mencionada falsa doctrina, y después de haberme sido notificado que la citada doctrina es contraria a las Sagradas Escrituras, por haber yo escrito y publicado un libro en el cual trato de dicha doctrina y aporto razones muy eficaces en favor suyo sin aportar solución alguna, he sido juzgado vehementemente como sospechoso de herejía, esto es, de haber creído y sostenido que el Sol es el centro del Universo y que es inmóvil, y que la Tierra no es el centro y que se mueve. Por ello, queriendo apartar de la mente de Vuestras Eminencias y de todo fiel cristiano esta vehemente sospecha, justamente concebida a propósito mío, con sinceridad de corazón y no fingida fe abjuro, maldigo y aborrezco los mencionados errores y herejías, y en general cualquier otro error, herejía o secta contraria a la Santa Iglesia; y juro que en el futuro no oiré nunca más ni afirmaré, por escrito o de palabra, cosas por las cuales pueda ser objeto de semejantes sospechas; y si conociera algún hereje o alguno que fuera sospechoso de herejía lo denunciaré a este Santo Oficio, o ante el Inquisidor u Ordinario del lugar donde me halle.

Juro también y prometo cumplir y observar enteramente todas las penitencias que me han sido o me serán impuestas por este Santo Oficio, y si contravengo alguna de estas promesas y juramentos, cosa que no quiera Dios, me someto a todas las penas y castigos que los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares imponen y promulgan contra semejantes delitos. Que Dios me ayude, y estos sus Santos Evangelios que toco con mis propias manos.

Yo, Galileo Galilei, he abjurado, jurado, prometido y me he obligado del modo que figura más arriba. En testimonio de la verdad he escrito la presente cédula de abjuración y la he recitado palabra por palabra en Roma, en el convento de Minerva, este 22 de junio de 1633.

Yo, Galileo Galilei, he abjurado y firmado con mi puño y letra.

viernes, 10 de febrero de 2012

En su memoria

El 10 de febrero de 2005 en la Universidad de Antioquia, mientras se llevaban a cabo protestas contra la firma del TLC entre Estados Unidos y Colombia, una explosión dejó varios estudiantes heridos; una semana después Magaly Betancur y Paula Andrea Ospina dos de las afectadas murieron producto de quemadas de tercer grado en la mayor parte de sus cuerpos.

En su memoria:


miércoles, 1 de febrero de 2012

Sara González

Sara González  (La Habana, Cuba; 13 de julio de 1949 - 1 de febrero de 2012)

Nos vamos a defender

Sara González | La Habana

Esta es mi Patria, donde vivo, donde me he formado, me he hecho un ser humano y he obtenido un privilegio gracias a la Revolución: me gustó estudiar música y ser cantante. En otro tiempo aquí esto hubiera sido imposible. A la cúspide se llegaba muchas veces por vías no muy claras desde el punto de vista moral. En cambio, con el triunfo de la dignidad humana, el arte también se humanizó en mi país. Aquí mi trabajo ha servido para elevar la cultura del pueblo y hacer de esta un fenómeno masivo. Esto solo se puede dar en una Revolución. Vivo en una época privilegiada, la de la Revolución. Es lo más importante que le puede pasar a un ser humano.

Para el pueblo cubano, una guerra sería algo tremendo, porque estamos dispuestos a todo. Nos va a agredir una potencia imperialista. Va a ser una guerra a muerte, porque nos vamos a defender. El imperialismo siempre ha buscado justificaciones para agredirnos. Desde que tengo uso de razón sé lo que significa defender la verdad de la Revolución.

Hasta siempre Sara!!!!