Compañeros Estudiantes de la Universidad de Antioquia, como testigo del abuso y las violaciones a los derechos prepetrados hoy por miembros del Escuadrón Movil Antidisturbios de la policía en su ingreso arbitarrio y violento a la institución; pongo a su disposición éste blog para publicitar el accionar de la policía en la Universidad y sus alrededores.
Por ahora comparto éste texto escrito por un profesor de la Universidad De Antioquia luego de los eventos similares del 15 de septiembre del año pasado, lamentablemente cobra de nuevo vigencia.
Me duele una Universidad en todo el cuerpo
Deberemos añadir este día a la lista de nuestras propias tragedias.
Estamos obligados a llevar para siempre sobre nuestros hombros el peso inaguantable de tanta indignación.
Desde hoy, y para siempre, el dolor nos acompañará. La congoja, la melancolía y la rabia contruirán un alcazar infranqueable en nuestros corazones.
Toda felicidad ahogará su música en el ruidoso recuerdo de esta tarde infeliz.
Ningún fenómeno celeste podrá asombrarnos. Ningún suceso anecdótico de la infancia podrá resurgir. Ninguna caricia podrá mitigar el dolor. La victoria, cualquier victoria venidera, se desdibujará ante la derrota que la fuerza le propinó a la razón.
Nada borrará las imágenes que este día aciago grabó en nuestros cerebros. La sangre, los gases, los uniformes militares, los gritos, la necesidad de huir, la necesidad de quedarse y luchar, el amigo que cae, el hermano que logra levantarse pero que se extravía, la rabia, el fuego, el teléfono que nadie responde, el esconderse, el aparecer, el abandonar por obligación ese lugar que jamás quisiéramos dejar... Ese será nuestro fardo... Esa será nuestra maldición... Ninguna Parusía tendrá el poder de redimirnos.
Acataré la prohibición de olvidar. Asumiré la Indignación como principio moral transformador. Me haré amigo del desconocido que sucumbió ante la violencia policial. Amaré los ojos que lloraban y que pude ver tan solo un segundo. Dispondré mis brazos a quien ruede por el suelo entre convulsiones y ayes. Ya no creeré en la paz de los cementerios, ni en los silencios que se asemejan a la estupidez.
Pondré una bandera en cada torrente sanguíneo desencadenado. Le compondré un himno a cada piedra lanzada. Mis poemas residirán en las fogatas. Le leeré todos los libros de Eduardo Galeano y de Gioconda Belli a los árboles plantados en la Plazoleta Barrientos.
Prometo mantener insepulto este sentimiento agobiante. Convertiré este espasmódico anhelo de cambio en energía vital que no encuentre destrucción.
Prometo ser mejor. Prometo valorar más a mis alumnos. Prometo pasar más tiempo con ellos. Prometo mantener enhiesta mi fé en Ustedes.
Mi casa fue violentada.
Hombres Oscuros entraron sin permiso en ella y violaron a mi madre y a mis hermanas. Endriagos petardistas torturaron a mi padre arrancándole los dientes y las uñas. Seres sin nombre corrompieron mi comida y envenenaron el agua que bebo.
Ya nada será como antes. Yo no seré como antes. Ningún universitario podrá serlo.Ni siquiera aquellos que permitieron tanta destrucción.
Seguiremos adelante. Continuaremos creyendo en la palabra y en los objetivos conquistados gracias al diálogo y al respeto mutuo. Pero este infausto dia no podrá morir. Sus atrocidades no encontrarán sepultura.
Por siempre me sentiré Amenazado.
Hay un dia que no me atrevo a olvidar.
Me duele una universidad en todo el cuerpo.