lunes, 4 de octubre de 2010

Comuna 13: Otro ejemplo de un mismo fracaso

“Hasta allí me siguió como una sombra el rostro del que ya no se veía,
 y en el oído me susurró la muerte que ya aparecería”.
SRD


El pasado miércoles 11 de agosto, la Comuna 13 de Medellín volvió a vivir una jornada de violencia. En el barrio Juan XXIII y durante horas de la tarde, bandas delincuenciales que se disputan el control de la zona se enfrentaron durante algo más de dos horas.

Sería imposible desarticular estos enfrentamientos de una política de seguridad, que la comuna atestigua como fracaso.  Para el año 2002, en el cual Uribe inaugura su política de Seguridad Democrática lanzando sobre la zona la llamada Operación Orión, las milicias urbanas de organizaciones guerrilleras como las FARC-EP, se disputaban su control con el paramilitarismo, exactamente con el Bloque Cacique Nutibara. Como lo han denunciado ONG como el CINEP, la Operación que inició el 16 de octubre, se llevó a cabo por miembros del Estado (ejército, policía, CTI) junto a paramilitares, quienes quedaron con el control de la Comuna, y que en conjunto dejaron un número de desparecidos muchos de ellos enterrados en un lugar del barrio Eduardo Santos conocido como La Escombrera.

Si bien tanto la gran mayoría de la opinión publicada, como una cantidad importante de habitantes de la zona aplaudió la Operación, con ésta se inaugura una política de seguridad, para-seguridad diría yo, que demuestra su fracaso, y que continúa con unas lógicas de inmediatismo, que han buscado mantener el orden público con medidas que redundan en el uso indiscriminado de la fuerza y de civiles en tareas de control y vigilancia, cuestiones estas que por cierto van en contravía de los principios de proporcionalidad y de distinción propios del Derecho internacional humanitario.

Pues bien, las bandas otrora articuladas por el llamado Bloque Cacique Nutibara, y que como red criminal urbana constituyeron un proyecto de contrainsurgencia mafiosa exitoso (exitoso en la medida en que absorbió o aniquiló lógicas de violencia presentes en la ciudad desde décadas anteriores como milicias, combos y grandes bandas delincuenciales),  hoy se disputan el control de la ciudad divididos en dos bandos –conocidos por todos-que buscan en el caso de la comuna un botín que la diferencia del resto de los sitios de la ciudad, en la medida en  que esta zona se encuentra estratégicamente ubicada en un lugar por el que pasa una de las rutas del narcotráfico (se sabe que de la comuna hay salida hacia Urabá).

Sin embargo, aclaro que para lo que pretendo afirmar, este dato es tan solo elemento de referencia al contexto del lugar, debido a que lo que se quiere resaltar es el fracaso de una política de seguridad inmediatista que buscó apaciguar una situación de violencia mediante factores como el uso del paramilitarismo y la delincuencia común con el ánimo de brindar cierta sensación de seguridad.

Si bien la Comuna vivió una relativa calma durante un tiempo considerable, uno de los elementos generadores de violencia seguía actuando (en obvia connivencia con el aparato represivo estatal) con la diferencia de que se había eliminado de la contienda a un actor como las milicias Bolivarianas de las FARC-EP. Durante algunos años los enfrentamientos y tiroteos cesaron, sin embargo cuando esa experiencia organizativa de la delincuencia que mencionaba perdió su poder articulador, los combos antes unificados por esa misma red de seguridad mafiosa llamada Bloque Cacique Nutibara, quedaron fraccionados y a disposición de ofrecer sus servicios de coerción armada al mejor postor.

La comuna 13, caso paradigmático de esas lógicas que pretenden la articulación de civiles y delincuencia común en tareas propias de control del orden público y de brindar una supuesta sensación de seguridad ciudadana -iniciadas claro está tiempo atrás con cuestiones como las llamadas CONVIVIR- es la muestra de que todo proyecto similar está condenado al fracaso, independiente de que  aun hoy a muchos les parezca una solución fiable.
Agosto 18 de 2010.

4 comentarios:

Caselo dijo...

Recuerdo las imágenes escalofriantes del 2002 de la toma de La Comuna por parte del ejército. Allá lo que hubo fue una masacre, y ahora la violencia reaparece.. Pero ¿reaparece? no Daniel, como usted afirma nunca se ha ido; simplemente estaba camuflada y servía de alimento para otros actores. Buen texto, un abrazo

Carlos Eduardo

Anónimo dijo...

Felicidades por tu blog!! Que compleja es la realidad en nuestros países y cuantas coincidencias, a veces tristes coincidencias. Aquí llamabamos mano de obra desocupada a muchos represores que después del regreso de la democracia actuaban con violencia desde las fuerzas policiales!1

Daniel dijo...

Gracias por tu comentario Adri y como ya lo dijo aquel Maestro .

"Pobres los ángeles urgentes
que nunca llegan a salvarnos,
será que son incopetentes
o que no hay forma de ayudarnos.

Para evitarles más dolores
y cuentas del psicoanalista
seamos un tilín mejores
y muchos menos egoistas"

KAREN DEL RIO dijo...

LO QUE dices en el articulo es muy cierto, la violencia no cesa, sino que cambia de líder.
Da rabia ver la ignorancia que aveces manejamos, una ignorancia apoyada en las mentiras visibles de un sistema organizacional que destruye la vida de un pueblo con hambre y sed de un mundo mejor.