lunes, 25 de octubre de 2010

Masacre en Mapiripán y cinismo del criminal

En la labor casi tortuosa de estar al tanto del discurso de tanto enemigo, me encontré con una entrevista hecha por la revista Cambio en diciembre de 1997 a Carlos Castaño  para ese entonces comandante máximo de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En esta le indagan sobre la masacre de Mapiripán cometida por las AUC, entre el 15 y el 21 de julio del mismo año, lapso durante el cual impidieron la libre circulación a los habitantes de este municipio del Meta, y torturaron, desmembraron, desvisceraron y degollaron aproximadamente a 49 personas y arrojaron sus restos al río Guaviare. Por esta acción el Estado colombiano fue declarado culpable por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, puesto que sin la colaboración directa de la Fuerza Pública -que por ejemplo permitió el embarco de los paramilitares desde los aeropuertos de Necoclí y Apartadó- esta no hubiera sido posible.

En la entrevista que mencionaba, Castaño responde a la pregunta sobre si se arrepentía de los graves excesos cometidos en Mapiripán: “No. De Mapiripán no me arrepiento porque no cayó un solo inocente. ¡Por dios! La clase de personas que cayó allí no es para que le produzca a uno preocupación de ninguna clase”.

He aquí el testimonio de la hija de una de  las víctimas de la masacre, uno más de esos que según este criminal no merece preocupación alguna:


Por lo que escuché, esos señores aparecieron a las seis de la mañana del lunes, vestidos de militares, por eso el pueblo creyó que era el Ejército el que había llegado. Golpearon la puerta buscándolo por su apodo, “Catumare”. Él no les quería abrir e incluso, intentó volarse por el tanque que queda en el baño. Acababa de bañarse, estaba sin chanclas y sin camisa. Lo sacaron para el kiosco de la esquina, mientras le saqueaban toda la pieza. Voltearon el colchón y pusieron todo patas arriba. Luego lo dejaron entrar para que se pusiera la camisa y los zapatos, no las sandalias, -porque mucho les iba tocar caminar-. Al solicitarles que le devolvieran lo que habían sacado, le dijeron que a donde iba no necesitaba nada, que no se preocupara, que dejara eso para los pobres. Así fue que se lo llevaron.

Mi papá me había comprado una casa, para que fuera allá con mis hijos. Al fin y al cabo como eran los nietos, él los quería tener cerquita. Incluso ya había hablado con el colegio y todo estaba listo para esa semana. Pero el lunes llamé y nadie me contestó, al igual que el martes y el miércoles. Al otro día dieron la noticia por radio. Había habido una masacre en Mapiripán y entre las víctimas estaba él.

El martes dizque lo pasearon por todo el pueblo. Con las manos hacia atrás, miraba de reojo a todo el mundo, bajo el sombrero. Al llegar al billar “El ganadero” le preguntaron que dónde tenía la otra plata, que él era el viejo más rico del pueblo. Cuando llegaron allá, cargaron con todo. Fueron tan conchudos que se sacaron hasta un ajedrez que mi hijo le había regalado una navidad pasada. Después de ese día, se la pasaron allí metidos, desde por la mañana hasta por la noche. Lo que no gastaban, lo botaban.
Mi viejo era el que legalmente nos mantenía. Me mandaba de Mapiripán plátanos y mercado. También me enviaba plata para pagar el estudio de mis hijos. Mensualmente me regalaba 200 o 300 mil pesos y aparte de eso, por ejemplo cada dos meses, él subía hasta el pueblo y me hacía remesa, -para que los niños no aguanten hambre, decía. Compraba la leche y la colada, para la bebe recién nacida. Luego se iba diciéndome que me quedara tranquila, que estaba organizando una casita en el pueblo, para que viviera allá con mis hijos y se dieran gusto jugando en el solar.

El miércoles en la noche, lo sintieron. Luego de apagar la planta escucharon como lo martirizaban. “Mátenme, si me van a matar, pero no me hagan todo esto”, dizque decía. Fue a la única persona que esa noche oyeron lamentarse.

Mi papá parecía un culebrero. Usted le decía que necesitaba una pastilla. “¿Y eso, usted qué tiene?” Y ahí mismo le sacaba la droga. Vendía de todo lo que hay. No había nada que usted pidiera y él no tuviera. Andaba por todo el Guaviare con esa lancha llena de cualquier cosa. Río arriba, río abajo, a veces se demoraba hasta 15 días llevando ropa barata, comida, panela, víveres de toda clase.

Ese sábado todo el pueblo amaneció callado. Unos muchachos curiosos que pasaron cerca del Río Guaviare, lo vieron. Le habían arrancado los testículos, lo habían vuelto pedazos, ahí estaba todo acunado. Pero igual, no pudieron hacer nada porque corrió la orden de que si lo tocaban, los mataban.

Una vez charlandito ahí en el comedor, el mayor de mis hijos le contó que quería ser soldado. Entonces mi papá le dijo “Ni por el hijuepuerca vaya a ser eso, ¿usted es que es bobo, que se va a regalar al gobierno? ¡¡¡No ve que el gobierno es el más ladrón!!! Eso, hágase arquitecto”. Estaba tan empeñado en que mis hijos se quedarán con él, que en esos días fuimos a hablar con un muchacho -que era el director del hospital- para que les diera clases de computación, -así me toque comprar los computadores, pero aquí mis niños van a tener de todo. También les compró dos motos, para que fueran de ahí hasta el colegio, porque quedaba muy lejos y para que no se maltrataran tanto caminando.

Al amanecer del domingo cuando ya toda esa gente se había ido, algunas personas del pueblo fueron a ver si podían sacar los cuerpos del río. Los jalaban con palos, tratando de alcanzarlos..., pero no podían. Mi papá estaba entre ellos. Pero aquella gente volvió, preguntando a los que allí se encontraban, si querían que les pasara lo mismo. Entonces le rajaron el estómago, así ya muerto, y le metieron piedras, lo levantaron como un potrillo y lo volvieron a tirar bien entrado al río, dizque porque “...a éste no queremos siquiera que lo entierren... ” No sé por qué se ensañaron tanto con él.

Que yo sepa a mi viejo fue al único que le robaron, que yo sepa las propiedades de mi papá fueron las únicas que prácticamente destruyeron, que yo sepa todo el odio recayó sobre mi papá. Él fue la primera persona que cogieron cuando llegaron al pueblo, preguntando por “Catumare”, porque ni siquiera el nombre se lo sabían.

Todo esto, porque era dirigente de la Unión Patriótica. Y yo nada de esto sabía. Sigo recordando como si fuera ayer, cuando un día, siendo niña me dijo que el día que cumpliera 15 años me iba a comprar una casa grande, para que cuando me casara o me fuera a vivir con un hombre, yo me diera el gusto de echarlo a la mierda.


4 comentarios:

Lorena dijo...

Qué crudeza de testimonio!!! Y qué triste que hayan pasado tantas cosas igual de horrorosas en nuestra Colombia Daniel, so pretexto de "limpiar" a nuestras tierras de la maldad...
Ante estas cosas, NI PERDON NI OLVIDO!!!!!
Y qué bueno que se divulgue, que se cuenten los dos lados de la historia, no sólo la oficial que legitima a los grupos de "autodefensa"...
Hay que escuchar a las víctimas, y divulgarlo como bien lo vienes haciendo tú querido Daniel...
Un abrazo

Daniel dijo...

Algo que además se debe resaltar sobre lo ocurrido en Mapiripán, y que demuestra la connivencia entre paramilitares y fuerza pública, es la cantidad de días que tuvieron los primeros para actuar.

El 12 de julio del 97, los paramilitares (alrededor de 200)que cometieron la masacre días después, salieron desde los aeropuertos de Necocli y Apartadó del departamento de Antioquia, además del armamento que utilizaron para el mismo; todo esto ocurrió ante la mirada de policías y militares encargados de la vigilancia de estos aeropuertos.

Desembarcaron en San josé del Guaviare, donde ocurrió lo mismo, la mirada complaciente de militares y policías. Hasta el 15 de julio los criminales llegaron a Mapiripán pasando por retenes del ejército que los dejaron seguir hacia el municipio.

Entre el 15 y el 20 los paramilitares tuvieron el pueblo a su entera disposición, nadie hizo nada nadie los detuvo.

Solo hasta el 21 de julio el país supo la noticia. Alrededor de 49 personas masacradas de la manera como se describe en el relato, en obvia connivencia con la fuerza pública.

Hace unos años Salvatore Mancuso, quien también está implicado en la masacre, afirmó que además del ejército colombiano en la preparación de esta también participó el de Estados Unidos.

Daniel dijo...

Esta noticia reciente que compromete al "glorioso" ejército de mi país.

El jueves 14 de Octubre fueron sacados de su casa de habitación los menores de edad: JENNY NARVEIZ TORRES JAIMES de 14 años, JIMMY FERNEY TORRES JAIMES de 9 años y JEFERSON GUIOVANNY TORRES JAIMES de 6 años, todos hermanos integrantes de una humilde familia campesina de la Vereda el Temblador y estudiantes en la escuela Alto Caño Martín de la Vereda Carraos del Municipio de Tame. Estos indefensos menores fueron encontrados muertos con sevicia (apuñalados) y señales de tortura en una FOSA COMUN el sábado 16 de octubre por su padre y campesinos de la región.

Ante la crueldad de estos hechos violentos, exigimos a la FISCALIA GENERAL DE LA NACION investigar hasta sus últimas consecuencias la horrenda masacre de los menores TORRES JAIMES, que según versiones de su padre JOSE ALVARO TORRES y de campesinos de la región, comprometen seriamente a miembros del Ejercito Nacional Batallón de contraguerrillas No. 45 adscrito a la Brigada Móvil No 5 de la Octava División con sede en Yopal. Cabe anotar, que desde el pasado 8 de Octubre tropas de este Batallón hacen presencia en la mencionada Vereda y a escasos metros del lugar donde se hallo la fosa común, fueron encontrados objetos de uso privativo del Ejército Nacional.

Exhortamos a la FISCALIA GENERAL DE LA NACION a rodear de garantías, transparencia y objetividad el proceso tendiente al esclarecimiento de los hechos, por el bien, no solo del poder judicial, sino también de la institución militar y de los propios familiares de las victimas.

Demandamos de las autoridades civiles del Municipio de Tame y la Gobernación de Arauca, toda la atención y solidaridad para con las víctimas de esta espantosa masacre. Así como, el respaldo y garantías para proteger la vida de los familiares, testigos y líderes comunales de la región, que con valor civil han denunciado el macabro hecho. A los familiares y allegados nuestra voz de condolencia y consideración.

Tame, Octubre 18 de 2010

FERNEY TIQUE VARGAS

Comisión de Paz y Derechos Humanos Asamblea Departamental

Tomado de: http://prensarural.org/spip/spip.php?article4758

Esta mañana la W radio informó además que la niña fue violada por los militares, y sus hermanos asesinados junto con ella para evitar dejar testigos.

Iraida dijo...

Hola Daniel.

Qué horror. Escuché la ntocia por la W. Es correcto recordar los hechos pasados,no olvidar, pero denunciar hechos actuales como este me parece quizas mas importante aún a los efectos de presionar al gobierno en el poder.