Y espero que mi sueño no sea mi futuro (sobre la situación en la Universidad de Antioquia)

“En mi sábana blanca vertieron hollín

han echado basura en mi verde jardín

si capturo al culpable de tanto desastre lo va a lamentar”

SRD

Tal vez ya sea  definitivo -aunque espero que no- que serán  las directivas actuales de este Claustro las que pasen a la historia como las culpables de tal golpe. Directivas cabe recordar, encabezadas por el que hoy tilda a los estudiantes de delincuentes, olvidando claro está los señalamientos que contra él y su partido ha habido por sus cercanías con los próceres que refundaron la patria con el empeño de sus machetes y sus motosierras.

Genial  ideota, que surgió de aquel otro elegido por unos pocos y que afirma que la Universidad es democrática, cuando para colmo llama al diálogo mientras incumple los llamamientos que le hacen los estudiantes a sus asambleas. ¡Claro!! ¿Cómo no se le había ocurrido a nadie? Si ya está establecido que los universitarios no nos sabemos cuidar de nosotros mismos ¿quienes más serán los indicados para hacerlo que el escuadrón aquel que mató a Nicolás Neira y que disparó ese miércoles fatal contra un estudiante del alma Mater por cometer el acto ya subversivo de fotografiar lo que consideraba arbitrario?

Brillante ocurrencia también la de aquel señor que habla de diálogo mientras afirma -reconociendo que no tiene pruebas- que los que no están de acuerdo con “la mayoría” están financiados por bandas criminales. Nueva táctica la del ingenio del odio, ya no somos guerrilleros sino paramilitares. Absurdo pero efectista  eso de decir que el movimiento estudiantil ahora es parte de los que nos  han matado tantos. Ahora sí que entiendo el concepto aquel que tanto cacareaba el  magnánimo profesor de Georgetown, ¡¡¡¡que “democracia plena” en la que vivimos!!!!!

Bonita será tal vez la Universidad en la que viviremos, una oda a el fin de la historia, de estudiantes robots alegres, y autómatas eficientes, de graduandos con bolsillos tal vez llenos y cabezas seguramente vacías. De aquel hombre modelo   “produzca produzca no piense”, de vinimos fue a estudiar, pensar en los demás esta out,  de fábricas de buenos muchachos para la Drummond o la Anglo GoldAshanti. De loritos repitiendo una lección como aprendices, de la academia nunca es acción, del ciudadano modelo “primero yo segundo yo tercero yo”, o del “si tiene hambre pues que trabaje”. De “los buenos somos más”, del maniqueísmo que expele odio. De tantos culpables de inocencia.

De diez policías por cada estudiante y un estudiantes por mil ignorantes. De la tarjetita policiva, para entrar sírvase mostrarla o en su defecto porte uniforme, del panóptico vigilándonos. De invasiones preventivas. Del manto de duda sobre todos, de la cámara en cada rincón que espía ya no a estudiantes sino a sospechosos. Del lleva un informante en tu corazón, de la inteligencia policial (aunque en sí sea un contrasentido). Del permiso para pensar conforme a lo establecido, de me comprometo a no ir mas allá, que ir mas allá es un anacronismo. De mentiras ensalzadas y verdades enterradas. De verdugos engalanados, de patriotas respetables, de fascismos adornados. Del para que pelean si ya todo está definido, si ya todo está perdido o todo está ganado, depende de quien lo mire.

De asambleas, paros y demás anormalidades proscritas. Claro para protestar está el diálogo mediado por el ya conocido “quien no esté con la mayoría es delincuente”. Del ideal neoliberal que nadie piense, que el que piensa es terrorista. De los silencios tanto por miedo como por convicción, de ese  silencio cómplice que hoy es tan aplaudido, de paredes lienzos en blanco, de valientes perseguidos, y al que persiguen “algo debía”. De la rabia para sí. De la oda a la mordaza y a la pacificación. De hasta lo público es privilegio, de la que excluye amablemente.

De espero que esto no pase, que no todo está perdido, del momento de demostrar que ni amenazas, ni fuerza bruta, ni señalamientos sin prueba alguna, ni medios cerrando filas en defensa de la mentira, ni aquel chip que será informante, ni la requisa de rutina, ni otros más que se me escapan,  van a poder detener la historia que encima lleva la que hoy quieren ver vencida.